dimanche 17 novembre 2013

Loas

Llego a la cumbre de la pesadumbre
donde el tedio se transforma
en pájaros estampados contra las montañas.

Hoy la tierra y los cielos me sonríen.

S.Twski

                                                   René Magritte, La durée poignardée

Momentos

Roe la sangre de la boca
que el gato del sueño
sonríe por no llorar
escucha el padre
que yace lengua suelta

Rara notar la misma desdicha
que ampliamente en mar ahoga
límpidos gusanos
que devoran
la carne que seré

S. Twski


Joseph Mallord William Turner,
Rain Steam and Speed, The great Westearn Railway

La olvidada

        Hoy mi padre ha muerto. Su cuerpo yace en el suelo. ¿Quién caerá antes? ¿El suelo o él? Cavilando, me levanto después de observar con endecha de trasfondo la carne inmóvil. Subo las escaleras, me quito las zapatillas y me acuesto sobre la cama. Esbozo de un gato negro de cara contrastada. Mi culpa. Una serie interminable de personas cual cortejo lo calman. A mi padre.
         Me despierto, desperezo la mente. Cuatro horas de sueño. Desciendo. El cuerpo sigue ahí. Boca abierta, la lengua cuelga.
         Salgo, a pasear. El viento azota sádico, mi cara.
         Las hojas caen muertas de vicio. Es verdad, se me olvidaba citar;
                          La roja sangre sobre el pecho del muerto
                          Burbujea en pétalos de negra paciencia
                          Y dime, Sada, sobre la hediondez obtusa y
                          pasajera.

         Avanzo, miro y pensaba. Contra el suelo, los pies soportan el peso. Piso la mierda del suelo. Pegado a mi zapato, padre, ¿lo mismo será por no ser más que excrementos en la zuela del zapato?

         El ataba los pimientos rojos al filo blanco. Secaban. No me gustaban. Y odiaba el tofu, él. Y los plátanos me los traía. Quiero escribir. Dejádme que lo vea. Sada, dime, déjame que lo vea. Esas manos que el cuello alcanza. Esa espuma blanca que vuela me ahoga.
         Aprieta fuerte mis falanges y mátame.
         Me obstruye el camino. Las nubes negras me asaetean contrincantes del Japón.
         El delirio es la Salvación.


S.Twski
                                             Marian O´Shaughnessy, Locomotive steam engine

Las Jaulas y el Horno

Hoy temor del viento.
En jaulas familias,
niños que se sostenían a los barrotes.
Callendo en la mar desde los acantilados,
azul el cielo confundido con el agua.
Y los jóvenes sin entender la situación
gritaban felices su desgracia.
Y yo en la cima hasta la sima
bajo el agua evitaba que los barcos
sospechasen de mi presencia.
Acababan con los que vivos salían a la superficie.
Y me escondía.


Después de tal desolación
en las profundidades de la tierra,
en algún que otro bostezo me alojé.
Y del titán que se percató de mi presencia
la hediondez pesaba.
Jaulas de familias, las más roidas por el temor,
clavaban sus miradas en aquel ser sin pelos,
redondo, rosa de piel y sonrisa puntiaguda.
Me pidió que cocinara para él lo que en las jaulas gimoteaba,
so pena de descuartizamiento.
Tenía que meterlo en el horno también, y eso hice.
Con la esperanza que me pesaba,
si lo mataba podía seguir lamentándome.
Dime, dime porqué no me sacaste.
Miedo atroz, cuando bien negro,
carbonizado con la carne,
sale y su corteza negra cruje viéndose su piel de cerdo.
Y come.
Y yo me muero y despierto.

 Gracias Endô por tu último banquete.

S.Twski
                                                 Albert Herter, Le depart des poilus, août 1914