Llega la ola, luego, el mar.
Bailarinas perlas negras
se abalanzan sobre los bípedos
de los cuales la mirada apegada
se hunde en la sima de la Luna,
destruyendo a las aves estampadas contra la montaña.
Y de las cenizas restantes se elevan
enderezadas figuras que devoran alegres
la agonía del marinero.
-¿Y luego?
-Y del cielo un óvalo cayó
perpetrando la infructuosa destrucción.
-Pero, ¿y después?
-La pierna de una bella mujer corría
perseguida por un enano gritando "a la
pestilencia de las estrias del deseo".
-¿Cual es el final?
-Persiguiendo la sombra de mis senos.
S.Twski
Dalí atomicus, Halsman Philippe, 1948
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