En el baño una imágen no muy placentera se hallaba pegada a la pared,
y yo al apaciguar mis necesidades, otra más grande se desarrollaba.
No teniendo los ustensilios necesarios para derribar el despreciable muro,
rápidamente me dirigí a la biblioteca e imprimí a un Dios.
Y ahora, no sólo acallo mis necesidades pero mis ojos se deleintan en uno de los lugares más pestilentes.
"La pestilencia engendra el deseo (in?)satisfecho."
S.Twski
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