jeudi 15 septembre 2016

Yósoy

Se me ha olvidado como cantar amores deshechos por los años. Amores sublimes de tierras desconocidas, mecidas por vientos hediondos de felicidades descompuestas. Amores cadavéricos como los cipreses que se yerguen rozando pieles lunares. Que cercan la intimidad ajena de individuos que se desconcen, imitan la impenetrable circunferencia de la naranja matutina. Las moscas mueren queriendo escapar de tales males, indomables creencias del amor, decrépitas láminas de oscuridad. Todo indica que la levedad del desfallecimiento altruista sigue siendo exitosa. Los cuerpos siguen mezclándose en ardores inproductivos, en jadeamientos aplastantes, en pesadez abstracta. Son los movimientos que nos enajenan, esos vaivenes incesantes, esa producción infinita de azares insatisfechos. Y esa expresión centrífuga de vagos pesares taladra la imaginación y no deja escapatoría a la única libertad: la del sueño intacto, la visión del primer hombre.

S.Twski

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